Tiene 26 años y el ‘Oscar de la gastronomía’ le ha caído del cielo

Mayukh Sen está reinventando el aburrido periodismo gastronómico ¿Cómo? Escribe sobre comida como si fuera su película favorita. Lo mejor es que se alzó con el premio periodístico de la James Beard Foundation con tan solo 26 años de edad y casi sin despeinarse: «nadie esperaba la nominación, especialmente si tienes 26 años y sientes que te has lanzado en paracaídas en este mundo de la escritura gastronómica«, decía para Forbes en una entrevista en exclusiva.

Caer del cielo en paracaídas es una buena elección como metáfora del éxito inesperado. Deber ser algo próximo a la sensación del turista accidental en un mundo que no has elegido. Puede parecer demasiado pronto, pero nadie más que este joven norteamericano de origen indio merecía el llamado ‘Oscar de la gastronomía’.

Su texto de largo formato sobre una princesa sureña repentinamente desaparecidacuando su restaurante era la nueva sensación del West Village de los sesenta es abrumador, doloroso y apasionante a partes iguales. Pero la vida de la princesa Pamela y su restaurante clandestino Little Kitchen es la punta del iceberg. Mayukh Sen no tiene intención de relajarse y trabaja a ritmo stajanovista desde su cuartel general en Williamsburg. Ya ha publicado 415 artículos de calidad suprema en tan poco tiempo que haría sonrojar a la vieja escuela y no tiene intención de parar para respirar hondo.

La vida de la princesa Pamela y su restaurante clandestino Little Kitchen es la punta del iceberg.

Ganar un premio tan importante a tan temprana edad otorga una libertad insospechada para elegir historias, medios de prestigio donde publicarlas y poder trabajar en proyectos ambiciosos como una propuesta de libro. No es casualidad que The New York Times y New Yorker hayan llamado a su puerta. Su exclusividad trabajando para Food 52 ha sido más bien breve.

Y eso que no hablamos de un trabajo vocacional. El sueño de Mayukh era escribir sobre cine. Es más, hace un año y medio era lo único que hacía como freelance, pero sin comerlo ni beberlo se ha convertido en el mejor de su generación en otra disciplina buscando historias de mujeres olvidadas de la cocina , redefiniendo al mundo árabe entre los jóvenes y, de rebote, descifrando su identidad queer a través de los alimentos de su pasado familiar.

Pero que nadie se engañe. El cine sigue presente en cada uno de sus textos.

Fuente: Yahoo Noticias